DATOS DE LA RUTA
HORA DE SALIDA: 08:35
HORA DE LLEGADA: 13:20
TIEMPO DE PEDALEO: 03:13
TIEMPO TOTAL EMPLEADO: 04:45
DISTANCIA RECORRIDA: 38.4 Kms.
TEMPERATURA MEDIA: 22.4 ºC ( mín.: 12.9 ºC máx.: 32.0 ºC ).
SENTIDO DE REALIZACIÓN:
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ASISTENTES: (13)
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caídas en la ruta: (2)
pinchazos en la ruta: (0)
averías en la ruta: (1)
Peguerinos -Tres Provincias – El Ingeniero – Cabeza Lijar.
Peguerinos…con esa palabra me despierto, tras pasar una noche toledana debido a una digestión digamos… complicada.
Todo preparado encima del escritorio de mi habitación, me visto, lentillas a los ojos o quizás ojos a las lentillas dadas las horitas a las que Jose Sánchez nos hace levantarnos, como si Peguerinos estuviese a 100 km de casa… bueno, todo sea por disfrutar del extenso reportaje fotográfico que me hace todos los domingos, gracias “tito”, sé que me aprecias un huevo y parte del otro!!!
Bajo al garaje, y por supuesto mi hermano Armando ya lleva media hora esperándome, cojo su bici, improviso un tándem paralelo y bajo al Mercado donde me esperan el resto de riders, pego un salto con las dos bicis y me monto directamente en la furgoneta, he de decir que este truco me lo enseñó Molón.
Nos trasladamos a Peguerinos en un viaje entretenido por las risas y flatulencias del gasófido del grupo. Una vez allí desmontamos las borricas, teniendo mucho cuidado al abrir las puertas de la furgoneta, ya que alguna es un poco nerviosa… De hecho, las bicis de Alex e Iván se resistían a salir, creemos que estaban procreando.
Tres Provincias…y es que el camino hacia el punto confluente entre las provincias de Ávila, Madrid y Segovia no es nada fácil. Partimos por la carretera, desviándonos a unos 500 m a la derecha para afrontar las duras rampas de hormigón que nos dirigen hacia la portera de La Cepea, terreno pistero muy cómodo. Continuamos por la vía que conduce a la base de Cuevavaliente para desviarnos a la izquierda hacia las Tres Provincias, disfrutando del primer sendero de la mañana. Parada técnica para apretar los botelleros de la bici de Armando, fotos de rigor y un leve receso para calcular mi Productor Interior Bruto (PIB), que me hace perderme el pique de la primera bajada del día, donde Molón queda prendado de mi chache Iván.
El Ingeniero… Qué decir de este camino, una maravilla de sendero por sus vistas, curvas, raíces, piedras, troncos, cárcavas, escalones, cruces de arroyos, riesgo. Es de esos caminos que hacen al btt un deporte único. En fila india vamos disfrutando sus kilómetros, entre risas avanzamos hacia Peña del Águila, cuando Maxi choca con una piedra, con tal mala fortuna que se le mete la patilla del cambio entre los radios, provocando un colapso total en su flamante BH (a ver si la hacemos un poquito de mantenimiento alcalde corrupto).
Alex y un servidor pierden una hora intentando arreglar ese desaguisado sin fortuna, por lo que se decide continuar sin cadena. Esto para Maxi no es nada, sobre todo cuando en el grupo tenemos una bici con motor de 200 CV y 930 Nm de par. Gracias a Eduardo, por gastarse las perras en una máquina eléctrica capaz de subir a dos jinetes y sus monturas a 25 km/h por cuestas del 6 %, una pasada y un alivio ante cualquier incidente.
Lo dicho, continuamos hacia el mirador de Peña El Águila, cada uno como puede, disfrutando de caminos estrechos y técnicos entre pinos, de los que le gustan al personal. Parada para disfrutar de las vistas, fotos y continuamos.
Cabeza Lijar… es aquí donde tenemos que sacrificar lo más preciado del día, el GR10. Los hechos acaecidos nos obligan a recortar la ruta en este punto del recorrido, al que llegamos tras unos km de subida tendida por pista. Se decide bajar hacia Peguerinos, unos por carretera acompañando a Maxi y su bici sin cadena, otros disfrutamos de un descenso de esos que te hacen ir montado en la bici con una sonrisa. Entre saltos, derrapes, salidas de trazada, polvo, sonidos guturales y cruces de corzos llegamos al Camping de Valle En medio, prometiéndonos que no volveremos a hacerlo, que ya tenemos una edad.
A partir de este punto se desatan las hostilidades, entre pique y pique llegamos a los coches, donde los viejunos del grupo nos regañan por no utilizar las pocas fuerzas que nos quedaban en remolcar a Maxi y no en piques, pero qué le vamos a hacer, somos así.
Por último, cervecitas y tintos de verano en el pueblo y cada uno a su casa, prometiéndonos volver a hacer la ruta, pero esta vez completa, con su GR10 y esas cositas.
Antes de despedirme, mencionar que esta vez nos acompañaron dos integrantes del Club Ciclista Aritmete, Iván y Alex, dos paquetes de mucho cuidado, que fueron debidamente ajusticiados.
Agradecer a todos los compañeros el buen rato que me hacéis pasar los domingos.
(escrito por Pedro Esteban)
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