Vuelta por la zona sur de Las Navas del Marqués: La Ciudad Ducal, La Cancha y Las Palizas

Vuelta por la zona sur de Las Navas del Marqués: La Ciudad Ducal, La Cancha y Las Palizas

Distancia: 34.4 kilómetros.
Desnivel acumulado: 909 metros.
Tiempo: 3.0-4.0 horas.
Dificultad: Alta.
Índice IBP: 75.
Resumen del recorrido: Las Navas del Marqués - Robles Hermosos - Prado de la Venta - Lago de Cuidad Ducal - Mirador de Eiffel (Ciudad Ducal) - Fuente de la Reina (Ciudad Ducal) - Embalse de Ciudad Ducal - La Cancha - Casa Grande del Duque de Denia - Canto de Benavides - Umbría del Valle - Las Palizas - Paso Coronas - La Atalaya (mirador forestal) - Risco de los Dineros - Las Navas del Marqués.
Lugar de comienzo de la ruta: Las Navas del Marqués (Magalia). Quedamos en la rotonda del Parque de Magalia que está inmediatamente después de entrar al pueblo. Debemos entrar por la rotonda de la carretera AV-505, junto al restaurante Magalia, a unos pocos metros está la rotonda y el punto de inicio. Como referencia hay una caseta de información turística a la derecha. Hay aparcamiento en batería entre las dos rotondas, junto a una pinada..
Accesos: Para llegar a Las Navas del Marqués es necesario llegar a El Escorial. Lo más corto es por la carretera M-505 que sale de Las Rozas pasando por el puerto de Galapagar, aunque a ciertas horas en fin de semana dicho puerto puede tener retenciones. En este caso es mejor llegar a El Escorial por otro camino. Una vez en El Escorial hay que seguir las indicaciones de "Ávila" que nos llevarán hacia el puerto de La Cruz Verde, donde volveremos a ver otra indicación a "Ávila". Las Navas es el primer pueblo de la provincia de Ávila al que llegamos por esta carretera..
Cómo ir a Las Navas del Marqués (Magalia) desde Club de Campo
Cómo ir a Las Navas del Marqués (Magalia) desde Las Navas
Cómo ir a Las Navas del Marqués (Magalia) desde Madrid
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Observaciones: El último cuarto de la ruta es todo de subida dura, mejor reservarse.

En esta ruta recorremos varios puntos de la historia de la zona y que pasaremos a explicar, no sin hacer una breve historia de la villa de Las Navas del Marqués, que a principios del siglo XX se convirtió en el lugar de veraneo de la élite madrileña y que consiguió en el siglo XVI el marquesado.

Historia de Las Navas y sus montes

El origen de Las Navas del Marqués puede encontrarse en las necrópolis de la alta edad media (siglos IX y X), pertenecientes probablemente, a majadas pastoriles. En el siglo XIII, se produce la repoblación de esta zona y ya en el XIV, comienza a asentarse el núcleo urbano gracias a la cesión de tierras. Los Dávila serán los primeros señores y marqueses de Las Navas, desde el siglo XIII y siglo XVI, respectivamente. De manera más concreta, fueron Pedro Dávila y su esposa, María de Córdoba, quienes mandaron construir el Castillo Palacio de Magalia en 1540, que domina las vistas del pueblo.

Hasta el siglo XVI, la economía era rudimentaria, exportando la lana producida por el ganado que pastaba en la región. En el siglo XVII aparecen las pequeñas industrias textiles; cardadores, tejedores, bataneros, hilanderos y tintoreros organizados en gremios. En la actualidad todavía pueden reconocerse los emplazamientos de algunos de los antiguos batanes en los arroyos de la zona.

En el siglo XIX decae el comercio textil y la fabricación de paños por la fuente competencia que ejercían los productores de la zona. Actualmente la base tradicional de la economía, la ganadería, sigue con evolución continua en los sistemas de explotación. El ganado, originalmente ovino, es en la actualidad bovino, ovino, caprino y caballar.

Tradicionalmente, el aprovechamiento forestal de la zona fue la extracción de madera para sus distintas aplicaciones en construcción, industrias y leña. A mediados del siglo XIX, Ángela Pérez de Barradas, la Duquesa de Medinaceli y Marquesa de Las Navas, pensó en aprovechar la resina de los pinos, como había visto hacer en Francia en la zona de las Landas, y construyó  una fábrica de la que se obtenían productos como aguarrás o aceite volátil de trementina, para obtención de barnices y también para usos medicinales. Con el tiempo y la evolución de los mercados, la fábrica de resinas fue transformada en serrería y en la actualidad se encuentra inactiva y cerrada.

La Duquesa dio un fuerte impulso a la zona, estableciendo su residencia en lo que hoy es la Ciudad Ducal. Consiguió que el tren pasase por el barrio de La Estación a cambio del terreno necesario para su tránsito, consiguiendo así una mejor conexión con el exterior, lo que ayudó a alcanzar el esplendor económico de que gozó en esta época.

En 1906, La Unión Resinera Española (LURESA) compró las tierras pertenecientes a los Duques y se dedicó a la explotación masiva de la resina, construyendo atalayas contra incendios y pistas forestales, que podremos recorrer durante nuestra ruta.

En los años cuarenta, LURESA desarrolló una urbanización de lujo en los terrenos en los que había establecido en tiempos su residencia la Duquesa de Medinaceli: Ciudad Ducal.

Con los años sesenta, llegó la decadencia de la explotación resinera y LURESA se vio obligada a replantear la explotación de la finca. Vendió muchas parcelas, urbanizó terrenos y estableció una zona de segundas viviendas para residentes en Madrid, aprovechando el clima agradable, las comunicaciones y belleza del lugar.

A finales de la década pasada, se iniciaron las conversaciones entre el Ayuntamiento de Las Navas del Marqués y LURESA, con el fin de adquirir la finca para el disfrute de todos los naveros y evitar su división y venta en porciones. Tras difíciles y costosas negociaciones, el Ayuntamiento constituyó una Sociedad mercantil junto con la Diputación Provincial y Junta de Castilla y León, lo que le da mayor estabilidad y proyección de futuro, formalizando la compra de esta finca en Junio de 2.000. Finalmente, en 2.017, el Ayuntamiento de Las Navas del Marqués se convierte en único accionista al adquirir las acciones de la Junta de Castilla y León y de la de la Diputación de Ávila. La finca adquirida a  LURESA, denominada “Montes de Las Navas” y tiene una extensión superficial equivalente al 80% del término municipal.

 

El lago de Ciudad Ducal

Desde Las Navas no dirigiremos por el robledal en dirección a Navalperal de Pinares, pero antes de llegar cruzaremos por debajo de la carretera de Ávila por un “alcantarillón” hacia el Prado de la Venta, donde cruzaremos la vía del tren por el puente y bajaremos directos al lago de Ciudad Ducal por la Cuerda del Gallinero.

Este pequeño lago es un remanso de paz increíble que se puede recorrer completamente, en muy poco tiempo, admirando la gran variedad de especies vegetales, algunas de gran porte (plátanos, arces, alisos, castaños, castaños de indias, pinos, abetos, etc). Junto al lago está la casa del guarda, que anteriormente tuvo usos de pabellón de caza, almacenaje de útiles para la navegación por el lago (no hace mucho hubo un embarcadero) y que albergaba la bomba de agua alimentada con máquina de vapor, que servía para subir agua del lago al palacio de los duques y que se extrajo y restauró hace pocos años para que los visitantes pudieran admirarlo. En nuestra ruta bordearemos, casi por completo, teniendo que saltar nuestras monturas por dos puertas giratorias para evitar que entre el ganado.

El mirador de Eiffel

Desde el lago hay que subir por las pistas de la urbanización, con buena pendiente hasta la piscina de Ciudad Ducal, lugar donde se ubicó el palacio de la duquesa, del que no queda nada porque se quemó por completo. A pocos metros se encuentra un mirador anti-incendios muy peculiar.

Esta torre-mirador nació del estudio de Gustave Eiffel por encargo de los duques de Medinaceli (que también eran marqueses de Las Navas) en 1873. Como curiosidad, esta torre cuenta con dos escaleras helicoidales diferenciadas superpuestas entre sí. Merece la pena subir a la plataforma para disfrutar de una inmejorable vista de los montes de Las Navas.

El embalse de Ciudad Ducal

Del mirador de Eiffel bajaremos directos hacia el embalse pasando por una pérgola redonda de brezo, junto a una pequeña fuente, se trata del Mirador de la Duquesa, lugar ideal para descansar y/o repostar si estamos cansados.

El embalse se construyó en 1.957 para abastecer de agua y electricidad a los veraneantes de la urbanización. Actualmente es utilizado más bien como coto de pesca que otra cosa. Es otro de los parajes que merece la pena visitar, pues está completamente rodeado de pinar y tiene una pista forestal en muy buen estado que lo circunvale. En nuestra ruta lo bordearemos casi por completo.

La Cancha y la roca de los Trece Roeles

Tras dejar la Ciudad Ducal atrás y encaminarnos en dura subida hacia el oeste, llegaremos a un alto con innumerables rocas en el suelo pero bastante plano, se trata de La Cancha. En este tramo pedalearemos por senderos divertidos e iremos cerca del borde del profundo valle que tenemos al sur, para buscar una roca grande con una inscripción y el escudo de los marqueses de Las Navas, con sus 13 roeles (antiguas monedas). Cuenta la leyenda que María de Córdoba, esposa de Pedro Dávila, primer marqués de Las Navas, cayó enferma estando fuera y mientras la llevaban de vuelta a Las Navas por el camino del arroyo del Valle, falleció. Su enamorado marido mandó grabar una dedicatoria en una roca con vistas al bonito valle, en un lugar que solía frecuentar la enamorada pareja. Esto puede que sea nada más que una leyenda, pero la realidad es que la roca con la inscripción y el escudo de Las Navas aún se conserva e incluso se puede leer con cierta dificultad. Este sitio tiene unas inmejorables vistas del Valle donde se dice que murió la primera marquesa de Las Navas.

Casagrande del Duque de Denia

Al final del canchal, se encuentran los vestigios de una torre de vigía de aquella época, Casagrande del Duque de Denia, y de la que todos los cercados de por allí han utilizado sus piedras. El Duque de Denia fue marido de la Duquesa Doña Ángela Apolonia Pérez de Barradas y Bernuy (1827-1903) la cual dejó, como ya hemos mencionado, algunos "legados" construidos en Las Navas del Marqués. En algunas citas se menciona que los restos de Casa Grande son de una antigua casa palacio de campo de los duques, desde donde partían largas jornadas cinegéticas, una de las grandes aficiones de Don Luis (el duque).

La Umbría del Valle y Las Palizas

De Casagrande, nos dirigiremos a bajar por el valle, no sin antes pasar por el Canto de Benavides, un monolito de piedra que delimita los términos municipales de Navalperal de Pinares, San Bartolomé de Pinares y Las Navas. Este es el comienzo del arroyo del Valle que desemboca en el Río de Las Palizas.

Este río fue antiguamente un lugar de pesca habitual y de recreo, como lo atestigua el variado y frondoso arbolado. Un lugar ideal para echar una cabezada y descansar.

El Paso Coronas y la Atalaya

Estamos a poco más de 900 metros de altura y hay que regresar a los 1.300 m. de Las Navas. Nos toca subir y subir. Y lo haremos por la pista más directa, con rampas bastante duras y sin apenas descanso, cruzando la vía férrea por un pequeño puente sobre las vías, el Paso Coronas.

Desde aquí nos queda todavía el último apretón para llegar a la Atalaya del Valladar, uno de esos miradores anti-incendios que mandó construir la duquesa para cuidar de sus pinos resineros. Las vistas desde aquí son impresionantes, merece la pena desviarnos de la pista principal para asomarnos.

El Risco de los Dineros

Casi llegando al pueblo, pasaremos por lo que llaman el Risco de los Dineros, donde hay de nuevo vistas del valle del arroyo Retuerta y un cartel de interpretación geográfica. Desde aquí en poco más de un kilómetro finalizaremos nuestro recorrido por la historia de este pueblo de la sierra abulense, que seguro no defraudará.

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