El Parque Natural Arribes del Duero: los miradores del sur de Aldeadávila de la Ribera

El Parque Natural Arribes del Duero: los miradores del sur de Aldeadávila de la Ribera

Distancia: 75.6 kilómetros.
Desnivel acumulado: 1365 metros.
Tiempo: 7.0-8.0 horas.
Dificultad: Muy Alta.
Índice IBP: 88.
Resumen del recorrido: Aldeadávila de la Ribera - Masueco - Fuente del Piojo - Camino de los Molinos - La Zarza de Pumadera - cruce SA-320 - Charca de las Escarbajas - Mirador de la Peña del Águila - Mieza - Colagón del Tío Paco - Ermita de la Code - Mirador de la Code - Mieza - Mirador del Fraile - Mirador del Picón de Felipe - Mirador de Rupitín - Mirador de Lastrón - Aldeadávila de la Ribera.
Lugar de comienzo de la ruta: Aldeadávila de la Ribera. Nuestra ruta comienza de la puerta del Hotel Rural El Portal de las Arribes, en la calle Sor Alegría.
Accesos: Para llegar a Aldeadávila de la Ribera desde Madrid hay que llegar a Salamanca y tomar la carretera CL-517 hasta Vitigudino, donde cogeremos a la derecha la SA-314 que nos llevará al punto de orígen..
Cómo ir a Aldeadávila de la Ribera desde Club de Campo
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Cómo ir a Aldeadávila de la Ribera desde Madrid
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Observaciones: Ruta muy rompepiernas con constantes subidas y bajadas. Poca agua por lo que se recomienda provisionar en los pueblos por los que se pasa.

Salimos en dirección Sureste hacia Masueco por pistas en buen estado atravesando dehesas y campos de labor.

Pasado este pueblo seguiremos en dirección sur por pistas con muy similar configuración a las que hemos dejado atrás aunque, a medida que avanzamos, los campos de labor van dejando, poco a poco, paso a dehesas.

En el kilómetro 14,5, tras haber superado únicamente 215 m. de desnivel acumulado, llegaremos a la fuente del Piojo donde se inicia el camino de los Molinos.

Este camino, en un recorrido en forma de "U", sur-oeste-norte, de unos 5,5 Km., nos permitirá ver varios antiguos molinos harineros y varias lagunas intermitentes.

Finalizado el camino de los Molinos volvemos a adentrarnos en pista rodeadas de campos de labor hasta llegar al próximo pueblo, La Zarza de Pumadera, que atravesaremos en dirección oeste.

Siempre por pistas en excelente estado y sin apenas desnivel cruzaremos la crta. SA-320 para continuar en dirección Oeste hasta la Charca de las Escarbajas que se encuentra en el kilómetro 31 (440 m. de desnivel acumulado). En este punto nuevamente el paisaje cambia los campos de labor por extensas dehesas que atravesaremos hasta llegar al desvío al mirador de la Peña del Águila, donde, por fin, veremos el Duero.

El camino del mirador está rodeado de almendros y cerezo, por lo que, si tenemos suerte, podremos ver su floración.

Desandaremos el camino y, apenas pasado el desvío, cogeremos un sendero que posteriormente desembocará en la pista que nos llevará al próximo pueblo, Mieza.

En Mieza, kilómetro 40, tomaremos un nuevo desvío que, tras 1,7 Km., nos llevará, primero al Colagón del Tío Paco, luego a la ermita/cueva de la Code y, finalmente, al mirador de la Code.

El camino trascurre entre viñedos y fincas de labor salpicadas de cerezos. Un primer desvío nos conducirá al Colagón del Tío Paco. Desde esta atalaya, colgada sobre el Barranco del Tuerto, se otea un interesante tramo del Río Duero, embalsado por la presa de Saucelle.

Partiendo del Colagón del Tío Paco, un sendero permite el acceso hasta el Mirador de la Code, un balcón sobre el Duero desde el que se observan unas impresionantes panorámicas de los arribes. Las laderas resguardadas del arribe gozan de un microclima atemperado y húmedo que favorece la presencia de especies mediterráneas termófilas, propias de ámbitos menos continentales. En las luminosas laderas de la solana portuguesa estas condiciones son aprovechadas para el cultivo intensivo del olivo en terrazas y bancales. En cambio, la umbría española esconde uno de los tesoros del Parque Natural de Arribes del Duero: el almezal de Mieza que es bosque de almeces más extenso de Europa.

Tras las fotos de rigor desandaremos el camino hasta Mieza donde, un sinfín de pistas y cruces en dirección Este, nos acercaran de nuevo a La Zarza de Pumadera.  Sin llegar al pueblo torceremos hacia el norte y, poco antes de llegar al embalse de Rocoso, volveremos a torcer al oeste, tramo en el que, nuevamente, prevalecerá la dehesa hasta llegar al observatorio de aves.

Desde el observatorio desandaremos unos metros para coger un sendero apenas visible que desemboca en una pista que nos llevará a la carretera de la subestación eléctrica y al mirador del Fraile.

Actualmente están construyendo un nuevo el mirador consistente en una plataforma de acero que "vuela" 13 metros sobre el abismo y permite ver, tanto el Duero embalsado, como la presa. Se supone que a finales de diciembre han terminado las obras, pero todavía falta pruebas de carga y autorización del parque para abrirlo, por lo que es posible que no podamos disfrutar de sus vistas.

Si bajamos al mirador, a lo tonto, llevaremos 62km y 1000m de desnivel (y eso que parecía una ruta llana).

Junto a la subestación eléctrica tomaremos un preciso sendero, promete no dejar indiferente a nadie, que nos bajará al mirador del Picón de Felipe desde donde, nuevamente, podremos contemplar unas vistas panorámicas espectaculares del cañón del Duero, con las tierras de Portugal enfrente; y la Presa de Aldeadávila a un lado.

Cuenta la leyenda que un pastor de Aldeadávila de la Ribera, Felipe, acudía al paraje con sus cabras. Estaba enamorado de una muchacha del pueblo portugués de Bruçó, a la que no podía ver, porque en el medio estaba el inmenso vacío del padre Duero, desesperado en su añoranza de la chica portuguesa, se dedicaba con las manos, con pequeñas herramientas, con lo que podía, a realizar un puente o un enlace que le permitiera cruzar el río y reunirse con su amada.

Tras la visita el mirador tendremos que remontar hasta tomar a la izquierda el sendero más bonito, técnico y, en algunos tramos, no ciclable, de la ruta, pero con unas vistas del cañón inigualables. Serán solo 2,5 Km. ¡pero que 2,5 Km.! Al final del mismo, con total seguridad, patearemos un pequeño tramo para enlazar con la pista, pero habrá merecido la pena.

A partir de este punto nuevamente entraremos en las conocidas pistas rodeadas de campos de labor y dehesas que abandonaremos en el kilómetro 70 por un sendero que, tras una fuerte bajada de 1,1 Km. en los que perderemos 175 m. de altura (seguramente habrá que patear algo) y un mini-remonte, nos dejará en el mirador de Rupitín.

Se trata de uno de los miradores más vírgenes del Parque Natural de las Arribes del Duero, ya en su parte central, allí donde las rocas graníticas o cachones caen en vertical 500 metros sobre el río Duero. Desde él puede verse la península del Rostro, y las sucesivas curvas del Duero entre las localidades trasmontanas de Ventozelo, Vilarinho dos Galegos y Bruçó, y el planear de aves en peligro de extinción, sobre todo el águila perdicera y la cigüeña negra.

El nombre procede de la antigua "habla de la Ribera", y deriva de ladera sobre el río, con la misma raíz que ribera, rupurupai, arribes, rupinal, etc.. El territorio en este mirador es uno de los menos transitados y más vírgenes de Las Arribes, abundando el olivar en estas laderas.

En el mirador el sendero desemboca en una pista muy rota y con fuerte pendiente donde seguro nuestras piernas empezaran a notar los 71 Km. y 1.359 m. de desnivel que llevamos.  Esta pista nos dejará, tras otros 2 Km. y 175 m. desnivel adicionales en el último mirador de la ruta, el mirador de Lastrón, en cuyas inmediaciones podremos visitar una majada, corral y chiviteras que atestiguan que, hasta hace no mucho, estos parajes eran recorridos por pastores y cabreros.

Del Lastrón solo unos pocos kilómetros de pista nos separan de Aldeadávila finalizando la ruta.

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