DATOS DE LA RUTA
HORA DE SALIDA: 00:00
HORA DE LLEGADA: 00:00
TIEMPO DE PEDALEO: 00:00
TIEMPO TOTAL EMPLEADO: 00:00
DISTANCIA RECORRIDA: 0.0 Kms.
SENTIDO DE REALIZACIÓN:
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ASISTENTES: (1)
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caídas en la ruta: (0)
pinchazos en la ruta: (0)
averías en la ruta: (0)
LA UNICA RUTA A MEJORAR
Esta mañana no madrugué. No había motivo como en otros domingos. Pocos preparativos y ningún cosquilleo en el estómago. Sin la sensación de crío que vuelve a ver a sus amigos desde hace tiempo. Sin saludos, sin abrazos fraternales.
Iba a dar unas pedaldas, hoy, diferentes a las de otras ocasiones. Esta ruta de domingo, a priori, no parecía dura pero lo fué, y mucho.
Lisa, como las que hicieramos por las llanuras cerealistas de La Alcarria, pero eternamente aburrida. Sin piedrolos, como los de las trialeras próximas al Cerro de San Pedro, pero con un pedrusco enorme en el pecho y más duro que aquellos. Y verde, sí, pero un verde estático no tan fresco como en los senderos de Montejo y La Hiruela. Y sin pateos, ni picos eternos, como los de Tres Provincias o El Lobo, ahora muy añorados.
A esta ruta no le faltan un par de horas, más bien le sobran, las mismas que duró. Y para las auténticas si que faltan, y unas pocas más de un par. Que llegaran, claro que llegaran, y ese dia viviré sorbo a sorbo cada minuto de ellas, disfrutando y valorando todo cuanto este a mi alrededor, animal, vegetal y como no, humano, sobre todo humano.
Hoy me sentí sólo, muy sólo, no como en otras ocasiones cuando a veces me descolgaba del grupo. Entonces me sentía arropado, apoyado, sentía su calor, su aliento. Hoy la ruta era triste, solitaria y amarga, muy amarga, por tanta distancia. Hoy si que estaba lejos todo, y sobre todo ellos, mis compañeros de pedal.
Desde mi estática ruta, cerrando los ojos sentía el olor a pino de Valsain o de retama de La Pedriza, a veces mezclados con el perfume salvaje de algún compibiker coqueto y juguetón. Oía las voces de los incansables que no rompen su charla aunque les falte la respiración.
En esta ruta de hoy no habia liebres a los que perseguir, ni alboroto para una foto de grupo, ni había que estar ojo avizor con el equipo y las piedras mochileras. No había nadie que, dirigentemente, me advirtiese de la necesidad de reservarse para lo más duro que estaba por llegar, o me informase de lo poco que quedaba para el final. La advertencia, no muy similar, viene de otra parte, de otra gente, y sobre algo muy diferente. Que lástima¡
No había nada de eso, ni estaba ninguno de los habituales en las rutas, pero, cerrando los ojos estaban todos, en mi memoria, en mis recuerdos y en mis añoranzas.
Al final hubo cerveza pero, extrañamente y siendo la marca de siempre, no me supo igual. Nadie escondio en mis bolsillos utillaje hostelero.
Sí, fue una matinal de domingo con pedaladas, pero en una ruta para mejorar y mucho. Hoy las pedaladas eran mecánicas, sin la alegría de siempre, sin la satisfacción de alcanzar el objetivo marcado por duro que este fuere. Pero esas otras pedaladas, las de antes, las de otrora, volverán, claro que volverán, así como esos destinos de antaño, por lejanos o próximos que estén en la distancia que no en el tiempo. Y llegarán las averías y hasta las caidas, y han de volver con el buillicio y las risas de antes, aquellas que nunca, nunca, perdimos, ni perderemos y con los lazos de amistad de siempre. Y será, entonces, cuando volverán las carcajadas, las bromas y las cervezas, con sabor, acompañadas de torreznos y patatas revolconas y hasta de chorizo grasumante. Pero sobre todo volverán acompañadas de buena gente, de buenos amigos.
No me tocaba la crónica, tampoco creo esta ruta la mereciese, pero no veo mejor manera de rendir tributo de agradecimiento, a este grupo de amigos tan diferentes y tan nobles, a los que extraño y quiero con locura.
Hoy nos toca estar separados para mañana estar más cerca.
Yo, hoy, como vosotros, me quedo en casa. Cuidaros mucho. Nos vemos pronto.
(escrito por Juan)
