DATOS DE LA RUTA
HORA DE SALIDA: 08:28
HORA DE LLEGADA: 18:26
TIEMPO DE PEDALEO: 07:31
TIEMPO TOTAL EMPLEADO: 09:58
DISTANCIA RECORRIDA: 87.7 Kms.
TEMPERATURA MEDIA: 26.7 ºC ( mín.: 16.4 ºC máx.: 36.5 ºC ).
SENTIDO DE REALIZACIÓN: habitual
OBSERVACIONES: Ruta de las más duras que hemos hecho nunca en el grupo. Javi Sánchez y Goyo salieron de Club de Campo hacia El Molar e hicieron el tramo inicial hasta Redueña, donde se volvieron a casa acortando por el track de vuelta. Ricardo dejó el coche en Bustarviejo enlazando el track en la bajada del Medio Celemín y contactó con el grupo en Garganta de los Montes. Nicolás Hojadelata, como viene siendo habitual, se adelantó al grupo antes de La Cabrera haciendo toda la ruta en solitario. Caída de José Luis con raspones y de Alejandro.
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RUTA LARGA: CON APARECIDOS Y DESAPARECIDOS
El planteamiento elegido para la Ruta Larga de esta temporada 2022 – 2023 era bueno, francamente bueno. Saliendo de El Molar, cerca de casa, recorreríamos los pueblos de la zona hasta Garganta de los Montes y Canencia, con subida al Puerto del mismo nombre y bajada a Bustarviejo para regresar a El Molar, pasando por Venturada, la Urbanización Cotos de Monterrey, La Cabrera, La Pradera del Amor y El Vellón. Y no por este orden.
Se plantearon más posibilidades, no era la única. De hecho tengo una rutilla que no seduce a los debiluchos de unos 110 kms y unos 4.200 metros de desnivel para hacer algún día como ruta larga desde Montejo de la Sierra hasta Somosierra, pasando por todos los riscos cabreros de la zona. Ahí lo dejo.
Recogida a Juanito en su casa ya con las calles puestas. Esta vez no se ha caído de la cama. Rumbo a El Molar, llegada y preparativos iniciales. Aparecen Javi Sánchez y Goyo, que ya habían amenazado días antes con salir a las 7:00 de CdC para estar a la hora de salida en El Molar y hacer una parte de la ruta con el grupo, acortando desde el alto de Redueña hasta Cabanillas de la Sierra para coger la parte de vuelta del Track. Unos 60 kms que les iban a salir y un desnivel mucho menor que la ruta oficial, para marikonear un rato por la mañana y luego irse a por las birras. Tenían que volver pronto a casa.
Aparece también por allí Hojadelata, que se pasó la ruta haciendo el aparecido y desaparecido hasta Garganta de los Montes, cuando ya desapareció definitivamente. La única objeción es que ya puede ir avisando de lo que hace, porque nos vuelve locos sin saber si va por delante o detrás, provocando la histeria del Alcalde y la algarabía del resto. Matarlo no, pero unas ostias. Conste que Ricardo apareció en Garganta de los Montes y desapreció en Canencia, volviendo a aparecer en el Puerto de Canencia y desapareciendo en Bustarviejo, donde había dejado el coche. Vaya, que “vivo, sin vivir en mí, y tan alta vida espero, que muero, porque no muero”
Inicio de ruta tranquilo, pero sin dejar de dar pedales, rumbo a El Vellón y Cotos de Monterrey, con subidas que se alternan con tramos llanos y trozos de sendero. Poco asfalto salvo el inicial por los caminos del Canal para salir de El Molar. Dejamos la Atalaya de Venturada a nuestra izquierda en este primer paso por la urbanización, rodeando Cotos por el mismo sentido. Enhiesta y lúgubre, observa cómo nos alejamos por veredas y pistas cruzando la N-320 y remontando el Camino de Los Llanos para adentrarnos en Redueña, pueblo de insigne tortilla de patata, por la Iglesia de San Pedro.
Algunos paramos a rellenar bidones de agua en la plaza. Continuamos subiendo la pista, en este punto ya Camino de Torrelaguna, hasta el Alto donde se cruzan la Cañada de Venturada o Vía Pastoril de Valdelobos y el Camino de la Cabrera, por el que seguiremos; con el mencionado Camino de Torrelaguna. Desaparecen Goyo y Javi, no sin antes despedirse, iniciando camino de regreso para tomar el track de vuelta de la ruta oficial. El resto continuamos en ascensión con alguna rampa dura y alguna zona técnica, para llegar a Los Riscales y el Alto de Fuenfría, camino de La Cabrera. Zona conocida, caminos muy entretenidos, buenas vistas. Idílico.
Cruce de la M-124 y continuamos por pista pegada a la A1, desde donde nos adentramos en La Dehesa y El Murillón. Tramos de pista o sendero, a elegir, y desvío de pista a la izquierda para subir un tramo de sendero técnico y con algún pateo. Caída del yayo Alejandro al tratar de subir un pedrusco con una pendiente más que respetable, que ya me había desmontado a mí con mejor suerte.
Llegada a El Merendero, en la base del Pico de la Miel pero al otro lado de la A1, donde hacemos la primera parada de avituallamiento. Estamos en las cercanías de La Pradera del Amor, lugar fetiche para el Alcalde. Y en la semana del Orgullo Way. Vamos reagrupando a todas las ovejas mientras degustamos algunas viandas. Bajada muy rápida por asfalta junto a la A1, por un tramo de la antigua Nacional, hoy Cañada Real de Merinas. Cruzamos la Autovía por un puente a la altura de Los Quiñones para adentrarnos en el Espaldar de La Cabrera. La verdad es que la ruta está diseñada con algún tramo nuevo, pero une muchos ya conocidos. Eso nos permite avanzar con seguridad y rapidez.
La zona de El Espaldar son pistas y senderos rápidos y en muchos casos técnicos, pero sin un nivel de dificultad elevado. El único problema es que vamos al revés, y hoy subimos lo que otras veces bajamos. Arroyos casi sin agua, que otras veces van a tope. Seguimos camino del Puerto del Medio Celemín, que no llegaremos a subir. Tramo nuevo de pista en ascenso hacia la antigua vía del tren, hoy abandonada, la cual alcanzamos en La Matilla, para recorrer el sendero paralelo que nos llevará hasta la Estación de Lozoyuela. Algunos tramos hay que hacerlos por las vías, al no estar el sendero lateral en condiciones.
Pasamos la Estación y a los 50 metros nos encontramos con otros bikers que nos indican que no se puede salir al estar vallado el camino hasta el túnel próximo. Por precaución nos damos la vuelta y seguimos por la carretera paralela de acceso desde Lozoyuela, para abandonarla a la izquierda por un camino ya recorrido en otras ocasiones. Este desvío del track aporta unos metros más de desnivel a la ruta, ya que toca subir para volver a bajar. Cruzamos sobre la vía, antes del túnel, y comprobamos que la salida prevista en el track era completamente factible, pero la precaución siempre es razonable cuando hay alternativas seguras.
En este punto se empieza a mascar la tragedia. Toca subir al por la Cañada Real Segoviana a la loma de Mata Águila y el Manantial de Quiñón Viejo. En este punto hay cuatro rampas repletas de gravilla y roderas que harán las delicias del personal. Raro el que no tuvo que desmontar al menos una vez por efecto de rueda girando a su aire sobre piedrecitas. Un desastre. Reventaos llegamos arriba del primer alto, el Cerro del Cuadrón. Y a seguir subiendo camino de Garganta de los Montes, que está ya detrás del siguiente risco, bajando el Cordel de Lozoyuela.
Entramos en el pueblo por la zona alta, donde solemos dejar los coches cuando nuestro punto de arranque de ruta nos lleva a este lugar. Rampón en bajada que calienta los frenos de lo lindo. A la fuente vamos a ir a repostar cuando van parando las unidades en el bar. Y se sientan, y piden cervezas y bocadillos. Y perdemos literalmente una hora (1 HORA) de cháchara en el puto bar de los huevos. Luego dicen que si me molesta ligeramente. En una ruta de 30 kms o así, pues no está muy bien a media ruta ponerse en plan chiringuito playero, pero vale, pues eso. Pero con 89 kms que salieron, calor, ni la mitad de ruta completada y casi todo el desnivel pendiente, pues como canta Luz Casal en “Tal para Cual”, mala idea; muy mala. Aparece Ricardo en este punto. Desaparece del todo Hojadelata. Volatilizado.
Después del ágape improvisado y de perder la susodicha hora, fríos como témpanos y con la musculatura acervezada, pues hala, a subir camino de Canencia por Los Prados, Las Cerradillas y La Dehesa de Garganta hasta El Colladillo. Apertura de puerta y a esperar a las barrigas cerveceras que vienen detrás. Cuando estamos todos, bajada rápida hacia Canencia por un sendero vacuno abierto y con vista espectacular, a media falda de monte y con final en un minipinar cerca del helipuerto. Recorremos las calles del pueblo para salir por la M-629 rumbo al Puerto de Canencia.
Nos desviamos del Asfalto al poco a nuestra derecha, pasando las bicis por debajo de la barrera para subir por las duras rampas de Casa de la Tejera y Navazases, bordeando las Peñas de Los Altares hasta el Colladillo Hondo y el Hueco de los Cortados. En este punto alcanzamos la pista principal del Puerto de Canencia, que viene de Cabeza de la Braña y Las Hiruelas, donde hacemos parada técnica de avituallamiento mientras esperamos al resto del grupo. Nos cae un chubasco importante mientras esperamos, con tormenta en el horizonte. Abrigaditos debajo de los pinos capeamos el temporal. Reagrupamiento; aparecen Víctor y César, y llegamos al Puerto. Buscamos agua en las fuentes, encontrando sólo la Fuente de la Raja con caudal. Rellenamos bidones y foto de grupo. Juan saca una bolsa de “emanems” de la que damos cuenta a puñados.
Cruzamos el letrero de “Puerto” y nos adentramos en el municipio de Bustarviejo. Iniciamos bajada a la izquierda de la carretera, por la PR. Lo recordaba en peor estado de firme, pero la senda se dejaba ciclar a buen ritmo, apoyando algún pie para no ostiarse con tanta piedra suelta. Poco pateo esta vez salvo en tramos muy puntuales. Buen paisaje, aunque la bajada se hace rodeada de pinos y no es sencillo observar salvo en un par de puntos con vista panorámica.
Superamos La Retuerta para llega a la Ladera del Hoyo, ya en la parte alta de Bustarviejo, cerca de las instalaciones deportivas y enlazamos con la GR-10. Ricardo nos abandona en este punto, desaparece definitivamente. Dejamos la GR a nuestra izquierda y nos adentramos en El Pinar, que recorremos a través de un sendero rápido y muy disfrutón. La ruta es muy buena en cuanto a combinación de caminos y senderos. Lo malo es que llevamos la mitad de la ruta, nos falta un huevo, y hemos perdido literalmente una hora en Garganta de los Montes, lo que si a alguien le pasa factura se puede convertir en dos o tres horas en el final de ruta. Es mejora parar 4 veces 15 minutos, sin enfriarse de todo, que tanto de un tirón. Mi track marcaba dos horas y media de parada (2,30 horas de parada). Una locura.
En fin, con algo menos de media ruta por hacer y un desnivel a superar todavía respetable, aunque con terreno favorable y con tendencia a bajar, nos ponemos en marcha de nuevo por el Camino de las Viñas hacia Navalafuente. En un voy yo, vas tú, no nos entendemos el Yayo José Luis y este Kerubín y el Yayete se va al suelo. Caída a cámara lenta y controlada, pero con rozaduras varias. En Navalafuente paramos a lavar y poner Betadine. En este punto empieza la gente a tener prisilla. Lo malo de que desaparezca una hora de la ruta es que luego se va también haciendo tarde y muchos ya solo piensan en llegar, acortar, cercenar, reducir, y verbos de este tipo. Y no todo el mundo va bien para dejar abandonada alguna oveja.
Por el Camino de las Cabanillas ponemos rumbo a Venturada, sin mucha pena ni gloria, alternando una pista tras otra, con la única diferencia de más o menos arenilla. Llegamos a Venturada en ascenso, con una rampa final bastante dura y muchos kms ya en las piernas. Cruzamos también en subida una urbanización de chalés en las afueras y bajamos por la calle principal hasta el helipuerto, que cruzamos para seguir una pista paralela a la carretera. Se masca de nuevo la tragedia. Bajada en picado y vertiginosa por una senda en mal estado por La Sopeña para superar la A1 por debajo de dos túneles, que nos llevarán a El Carrascal y La Novilla, en la parte más baja de Cotos de Monterrey, pero en la vertiente opuesta a nuestro camino de ida al iniciar la ruta.
Ascenso largo y duro como mi rabo hasta la calle principal de la urbanización, donde César no ha palmao aún, pero anda cerca. Rampón de asfalto para salir de Cotos que hace las delicias del respetable, llegando de nuevo al Bloste que supone la Atalaya de Venturada, que nos observa pasar de nuevo por su otro extremo. Desde El Piojal de Dios nos adentramos en El Enebral y la Dehesa de El Vellón, camino de Pedrezuela. Todavía quedan unos 20 kms de ruta. La Vereda del Romero nos lleva a La Lagunilla, donde cruzamos de nuevo la A1 por un puente y nos adentramos en Pedrezuela por el Camino de Canto Blanco. Cruzamos el pueblo y ya nadie quiere parar. Me suena el teléfono justo antes de llegar y paso el pueblo solito, marika el último. Desaparecen todos. Ahora llegan las prisas. Pero estaban de puta madre las birrakas de Garganta. Los cazo como conejos en la Colada de la Peña Romana, en las cercanías de la bajada a El Mesto. Vuelven a aparecer.
Desde este punto se llega en subida al Cementerio de El Molar y se baja callejeando por el pueblo. El track indica ahora que debemos adentrarnos en calles con sentido prohibido, lo que tratamos de evitar para no tener sustillos. En una de éstas JuanPa, que está esperando a los que faltan, se queda en medio al seguir el track, y aparece cuando ya estamos en los coches. Gracias por esperar. César está casi muerto entre su coche y el mío cuando llego con Juan. Desaparecido. Le damos Isostar y a ver si vuelve en sí. Aparece. Pobrecillo.
La ruta en general de buen diseño, con pérdida de tiempo infundada en Garganta de los Montes que nos hace llegar casi a las 18.30 de la tarde a los coches sin necesidad. Buenos caminos y senderos y paisajes espectaculares. Algunos se quedan a tomar unas cervezas. Otros tenemos que marcharnos, no nos da tiempo. Desaparecemos. Por las cosas de montar.
(escrito por David Verdes)
