DATOS DE LA RUTA
HORA DE SALIDA: 08:58
HORA DE LLEGADA: 13:23
TIEMPO DE PEDALEO: 03:50
TIEMPO TOTAL EMPLEADO: 04:25
DISTANCIA RECORRIDA: 47.0 Kms.
TEMPERATURA MEDIA: 16.2 ºC ( mín.: 10.0 ºC máx.: 25.0 ºC ).
SENTIDO DE REALIZACIÓN: habitual
OBSERVACIONES: Caída con chapuzón de Miguel Sánchez en un cruce de arroyo llegando a Torrejón el Rubio. Poco antes de llegar al Palacio Viejo de las Corchuelas descubrimos que un tramo de camino es privado y no se permite el paso (habrá que cambiar el recorrido para la próxima).
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ASISTENTES: (14)
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pinchazos en la ruta: (0)
averías en la ruta: (0)
Había una vez, en el maravilloso mundo de la bici y los pedales, un grupo de valientes (o inconscientes) ciclistas que se aventuraron a recorrer el Parque Nacional de Monfragüe en busca de emociones extremas y, quién sabe, tal vez algún encuentro inesperado con la fauna local. ¿El resultado? Una odisea digna de ser narrada con sarcasmo y un toque de humor negro.
**El Desayuno Contundente y Algunos Secretos Oscuros:**
Comencemos nuestra épica travesía con un desayuno que podría haber alimentado a un ejército, aunque algunos de los ciclistas no serán mencionados para preservar su dignidad (o lo que queda de ella). Imagínense platos rebosantes de embutidos, quesos, y una montaña de pan tostado que haría llorar al gluten. ¿Cómo no amar la sensación de tener el estómago a punto de estallar antes de enfrentarse a kilómetros de tortura en dos ruedas?
Entre el bullicio de la mesa, nuestro compañero Nicolás se embarca en la ruta sin activar su track, demostrando que, en esta ocasión, la tecnología no está de su lado. Pero, ¿quién necesita un mapa cuando puedes seguir el colorido pelotón que se pierde en el horizonte?
**El Gran Comienzo y la Tecnología al Rescate:**
La jornada comienza en la Hospedería del Parque de Monfragüe, con la salida enérgica del grupo hacia el Cordel Auxiliar de la Cañada Real Trujillana. Pero, oh sorpresa, Nicolás sigue sin poder activar su track. No se preocupen, en esta ocasión se encargará de seguir al grupo con la astucia de un zorro y la orientación de un girasol en una noche nublada.
La ruta incluye un emocionante recorrido por pistas y senderos paralelos a la carretera EX208, saturados de agua gracias a las últimas lluvias. La mayoría de los ciclistas, más sabios que valientes, optan por el asfalto. Solo tres intrépidos continúan por el track, Ignacio, Emilio, y el reportero aventurero Miguel Ángel. ¿Quiénes necesitan caminos secos y seguros cuando puedes enfrentarte a charcos y lodo?
**Cerdos Negros, Vacas Muertas y Vuelta al Pueblo:**
En la parte más bonita (y húmeda) de la ruta, el grupo se encuentra con cerdos negros en grandes piaras. Como es natural, algunos ciclistas sienten la necesidad de demostrar sus habilidades de rodeo y se lanzan en pos de los animales, desatando una estampida digna de una película del Oeste.
Entre tanto animal suelto, descubren tres vacas muertas, un festín para los buitres y una inesperada escena del crimen en medio de la naturaleza.
Después de cruzar la carretera EX309 y enfrentarse a más charcos de lo que un neumático puede soportar, el grupo se adentra en la Dehesa de la Corchuela.
**El Regreso a Torrejón el Rubio (rebozado en algas):**
Finalmente, el grupo regresa a Torrejón el Rubio, enfrentándose a un cruce del arroyo de reduela, difícil de vadear por las lluvias. Se detienen para grabar videos de su hazaña, disfrutando de momentos peligrosos y resbaladizos. Pero no todo es heroísmo, ya que una caída épica se convierte en un simple abrazo con algas verdes.
**Los Secretos de las Tierras Fértiles:**
La travesía continúa, pasando por el "Regadío de los Arias", una superficie que alguna vez fue fértil y variada, pero que ahora se dedica al maíz y praderas de pasto. También se encuentran con secaderos de tabaco que pertenecen a la finca "El Criadero", una reliquia del pasado que nos recuerda que la historia siempre tiene un olor a tabaco.
**Momentos críticos (o no)
Llegados por los caminos de Corchuelas del Poniente se desata el caos: una finca privada que supuestamente no deberíamos atravesar. Pero, ¿qué es la ley cuando se trata de llegar a tiempo al hotel? Con colores llamativos en los maillots, intentan pasar desapercibidos como ninjas en una convención de payasos.
La finca con más restricciones que un club privado de multimillonarios pone a prueba las buenas cualidades para negociar de los ciclistas con el local. Resulta que el paso está prohibido desde hace un par de años, pero, ¿quién se atreve a decirle a un ciclista de montaña que no puede pedalear por donde le plazca? Las negociaciones son tan intensas como una reunión de la ONU, y al final, con una mezcla de chantaje emocional y una sonrisa encantadora, logran que el local les permita pasar. ¡Nada como la diplomacia sobre dos ruedas!
Después de una serie de giros y revueltas, el grupo se enfrenta a la última bajada al Puente Viejo y la posterior subida, una hazaña que pondría a prueba incluso al más experimentado de los ciclistas. Y así, con las piernas temblando y las bicicletas cubiertas de barro, los valientes (o imprudentes) ciclistas regresan al punto de partida, con la promesa de contar esta historia como si fuera una epopeya de proporciones mitológicas.
En resumen, la ruta por el Parque Nacional de Monfragüe fue una odisea llena de charcos, animales sorprendidos, negociaciones diplomáticas con guardas de fincas, y momentos épicos que, aunque puedan parecer exagerados, son solo una pequeña muestra de la verdadera locura que es una aventura en bicicleta de montaña. ¿Quién dijo que la naturaleza era aburrida?
**Después de la Batalla: Limpieza, Risas y comida con algunas atrevidas medias naranjas (A Juan y a Carlos no se como valorarlos):**
La odisea en dos ruedas llega a su punto culminante cuando el grupo, maltrecho pero victorioso, vuelve al punto de inicio. Sin embargo, la verdadera batalla aún no ha terminado. ¿Qué es una epopeya sin la hazaña heroica de limpiar las bicicletas cubiertas de lodo, algas y, quién sabe, posiblemente restos de alguna vaca caída?
El primer lavado, como todo en esta aventura, transcurre tranquilamente. El segundo, sin embargo, marca el comienzo del nerviosismo. Las bicicletas, testigos mudos de la batalla, resisten el embate del agua a presión como guerreros curtidos en mil batallas. Pero el tercer lavado es la gota que colma el vaso de la paciencia. Algunos ciclistas, cansados de la lucha contra la mugre, toman la iniciativa y crean un sistema revolucionario: colocar las bicicletas apoyadas en sillas estratégicamente ubicadas. ¡Y que venga el agua, da lo mismo si alguno sale empapado! Después de todo, un poco más de agua no hará daño, especialmente si ayuda a quitarse las últimas algas del cuerpo. Menos mal que el agua está calentita, porque después de esta batalla, una ducha fría podría ser la gota que colma la resistencia de los ciclistas.
Con las bicicletas relucientes, al menos en comparación con su estado anterior, es hora de la merecida ducha. El agua caliente cae sobre los cuerpos cansados, eliminando la suciedad y, con suerte, cualquier residuo de algas que se haya resistido al ataque anterior. La energía perdida en la ruta vuelve gradualmente, y con ella, la ansia de una buena comida.
La comida se convierte en un festín para recuperar las fuerzas perdidas. Algunos ciclistas comparten la mesa con sus parejas, quienes han venido a presenciar la epopeya en persona. Entre bocados suculentos y risas compartidas, las parejas disfrutan de anécdotas sobre los caídos en la ruta. Perdón, del caído en el arroyo, que se convierte en la estrella involuntaria de las historias cómicas de la jornada.
Y así, entre risas, historias de heroicidades y alguna que otra broma a expensas de los menos afortunados, concluye la epopeya ciclista por el Parque Nacional de Monfragüe. Los cuerpos pueden estar cansados, las bicicletas pueden llevar las marcas de la batalla, pero las memorias de esta aventura perdurarán mucho más allá de la última pedalada. Porque, al final del día, lo importante no es la ruta en sí, sino las historias absurdas e inolvidables que quedan en el camino.
(escrito por Miguel Sánchez)
