DATOS DE LA RUTA
HORA DE SALIDA: 09:07
HORA DE LLEGADA: 15:26
TIEMPO DE PEDALEO: 04:42
TIEMPO TOTAL EMPLEADO: 06:19
DISTANCIA RECORRIDA: 53.8 Kms.
TEMPERATURA MEDIA: 5.4 ºC ( mín.: -4.0 ºC máx.: 16.0 ºC ).
SENTIDO DE REALIZACIÓN: habitual
OBSERVACIONES: Ruta con paisajes espectaculares. Míguel Sánchez viene sin pasador de la rueda delantera, lo que se arregla con ayuda de Juanpa, Nicolás y David. Enganchón de cadena inverosímil en la bici de David en Villaseca que resuelve Juan sacando la rueda. Pinchazo de Carlos en Burgomillodo con hinchada de rueda. Pinchazo de Fredy en el último tramo de sendero, antes de la carretera, resuelto con ayuda de Nicolás y David, que se dió la vuelta. Caida de Joaquín. Un sindios de ruta, vamos. Y lo más importante, cordero asado impresionantemente bueno para los que se quedaron a comer.
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ASISTENTES: (10)
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caídas en la ruta: (1)
pinchazos en la ruta: (2)
averías en la ruta: (2)
HOCES RIO DURATON
Llegue el primero al punto de inicio y a los pocos minutos fueron llegando el resto de los compañeros, casi todos a la vez. Lo primero que nos encontramos fue una temperatura de 4 grados bajo cero, y lo segundo fue que Miguel se había olvidado el pasador de la rueda delantera de su bici, pues al pasar su bici al coche de Nicolas, para venir juntos, se lo dejo en el suyo, todos pensamos que en ese momento se le acababa la salida bicicletera. Pero sorprendentemente, tanto Nicolás como Juanpa tenían pasadores de repuesto, y aunque no eran exactamente compatibles con su eje, el mecánico del grupo consiguió hacer una “ñapa”, y pudo hacer la ruta con todos nosotros.
Como dije anteriormente comenzamos con una temperatura muy baja, sufriéndola durante más de una hora en los primeros kilómetros, pero disfrutándola, ya que, a parte del precioso paisaje, pudimos visionar en todo su trayecto gran cantidad de buitres y algún que otro corzo. Estos discurrieron pegados al rio en una zona muy sombría, hasta que llegamos a la primera subida de la jornada y el sol empezó a calentar un poquito más, abandonando en ese momento el cauce del rio Duratón. Las primeras rampas se tuvieron que hacer a pie, para seguir subiendo posteriormente ya montados en nuestras bicis por un sendero sencillo y entretenido, convirtiéndose poco a poco en algo más pistera.
Llegamos a Burgomillodo, donde paramos a reponer fuerzas, topándonos con la primera avería de la jornada: al reanudar la marcha, la rueda trasera de Carlos estaba en el suelo. Se resuelve sin mayor dificultad y nos ponemos en marcha dirección al Monasterio de Nuestra Señora de la Hoz, divisándolo desde la otra parte del rio, con unas preciosas vistas en toda esa zona de las hoces.
Continuamos varios kilómetros por senderos más o menos visibles, haciendo varias paradas para inmortalizarnos con los maravillosos paisajes que nos dejan las hoces, acompañados del bonito día que se queda en esta segunda mitad de ruta.
A partir de aquí hay muchos tramos de la ruta complicados de seguir, ya que no se divisa ni sendero ni rodada marcada, teniendo que estar muy pendientes del GPS, hasta que nos adentramos en los pinares de Sebulcor, con la dificultad añadida de la gran cantidad de bancos de arena que entorpecen el pedaleo en muchos momentos.
Es en este pinar y a pocos kilómetros de llegar a la carretera que conduce al parking de Sepúlveda, perdemos a Nicolas y Fredy. Tras un buen rato esperando su llegada, David decide volver en su búsqueda, pues la falta de cobertura de nuestros teléfonos nos impide comunicarnos para saber de ellos, a todo esto, Ibarrola decide ir avanzando hacia la carretera.
Seguimos esperando en el mismo punto un buen rato, y ahora no sabíamos nada ni de los nombrados anteriormente, ni de David, por lo que decidimos continuar hasta la carretera con la intención de conseguir cobertura y poder llamarles para interesarnos por ellos.
Tras conseguir contactar con los compañeros perdido y saber que el retraso se debió a un pinchazo de Fredy, continuamos la marcha por la carretera y hasta llegar de forma escalonada, uno a uno, hasta el parking.
Una vez allí nos fuimos despidiendo y, los cuatro afortunados que no teníamos prisa, culminamos el día con la degustación del cordero que nos esperaba en el Restaurante Villa de Sepúlveda.
En definitiva, bonita ruta y aunque larga, contó con un final que compensa con creces las dificultades sobrevenidas; esa comilona y una sobremesa en inmejorable compañía.
(escrito por Joaquín Moya)
